Entrar en el juego significa salirse de la vida cotidiana, suspender otras acciones, alejarse en el espacio e introducirse en este hueco. Así lo que era un gran agujero se llena de emociones, nuevas ideas, cierta intriga y encanto y un sinfín de actividades.
El hechicero, el vidente, el sacrificador comienzan demarcando el lugar sagrado... por la forma, es lo mismo que este encercado se haga para un fin santo o por puro juego. La pista, el campo de tenis, el lugar marcado en el pavimento para el juego infantil de cielo e infierno, y el tablero de ajedrez no se diferencian, formalmente, del templo ni del círculo mágico. [...] Si aceptamos [...] la identidad escencial y originaria de juego y rito reconoceremos, al mismo tiempo, que los lugares consagrados no son, en el fondo, sino campos de juego, y ya no se presenta esa cuestión falaz del para qué y del por qué. (Huitzinga, 2000:35-36)
El juego es una actividad fascinante de los seres humanos, presente en todas las culturas y todas las edades del hombre. Su presencia milenaria es inherente al desarrollo humano y a la conformación de actividades culturales relacionadas con el movimiento, la belleza, el arte y lo sagrado. Sin embargo en diversos sectores, la división entre el juego y el trabajo muchas veces relegó lo lúdico al ámbito de "lo no serio" con la consiguiente descalificación del juego, como si se tratara de "cosa de niños"...
Si pensamos en lo común entre el juego, el arte y lo sagrado, podríamos nombrar en primer lugar la cualidad de sustraerse en el tiempo y conformar un espacio propio, ajeno y libre. Los tres ámbitos se constituyen en un alejamiento de la realidad. Se tratan de momentos o espacios en los que las normas que rigen lo habitual quedan temporalmente suspendidas. Cuando un niño entra en el espacio del juego lo que hace es acceder a una realidad paralela que se construye a sí misma en el juego. El juego es a la realidad lo que los agujeros negros son al universo.
Esta es la característica más importante del juego porque éste se posibilita gracias a la condición simbólica del mundo del hombre: al suspender la realidad del aquí y ahora, pasado, presente y futuro se trastocan; lo imaginario surge y se hace posible el pensar. No hay nadie que pueda pesar algo, problematizarse, hacerse una pregunta [...] si primero no es capaz de imaginar la situación. Lo real es inaccesible al hombre y lo posible se torna posible gracias a que es imaginado. El poder del juego como actividad es enorme y fundamental en el desarrollo del sujeto humano. En el transfondo del pensamiento y de la creatividad humana está el juego.
El juego es una actividad fascinante de los seres humanos, presente en todas las culturas y todas las edades del hombre. Su presencia milenaria es inherente al desarrollo humano y a la conformación de actividades culturales relacionadas con el movimiento, la belleza, el arte y lo sagrado. Sin embargo en diversos sectores, la división entre el juego y el trabajo muchas veces relegó lo lúdico al ámbito de "lo no serio" con la consiguiente descalificación del juego, como si se tratara de "cosa de niños"...
Si pensamos en lo común entre el juego, el arte y lo sagrado, podríamos nombrar en primer lugar la cualidad de sustraerse en el tiempo y conformar un espacio propio, ajeno y libre. Los tres ámbitos se constituyen en un alejamiento de la realidad. Se tratan de momentos o espacios en los que las normas que rigen lo habitual quedan temporalmente suspendidas. Cuando un niño entra en el espacio del juego lo que hace es acceder a una realidad paralela que se construye a sí misma en el juego. El juego es a la realidad lo que los agujeros negros son al universo.
Esta es la característica más importante del juego porque éste se posibilita gracias a la condición simbólica del mundo del hombre: al suspender la realidad del aquí y ahora, pasado, presente y futuro se trastocan; lo imaginario surge y se hace posible el pensar. No hay nadie que pueda pesar algo, problematizarse, hacerse una pregunta [...] si primero no es capaz de imaginar la situación. Lo real es inaccesible al hombre y lo posible se torna posible gracias a que es imaginado. El poder del juego como actividad es enorme y fundamental en el desarrollo del sujeto humano. En el transfondo del pensamiento y de la creatividad humana está el juego.
(Tomado de "El juego como círculo mágico")