Tengo dos gatos: uno de ellos se llama Snarf y le encanta devorar libros, he pensado que es el auténtico gato culto. El otro (que es otra) se llama Fígaro, es una gatita sorda que le encanta dormir de panza sobre mi panza. A veces pienso que ambos son producto de algún cuento ¡no puede haber gatos así¡ Sin embargo, ¿quién escribiría sobre mascotas como estas? ¿Quién puede tener la imaginación tan productiva y sin límites? Pensaba que mis gatos eran personajes de ficción y la duda me asaltaba. ¿Habrá mas como ellos? Mis pensamientos y dudas encontraron respuesta: a mis manos llego un tesoro, gracias a Nati Rigonni. Pero no cualquier tesoro (no ese de oro, con maldiciones, calaveras andantes y piratas), este es un tesoro muy bien presentado y se llama “La Carpeta” en él encontré a Lombrigato, Avecoiris y a otros animales; de inmediato tuve la idea que a lo mejor Lombrigato era primo de Snarf y Fígaro y me di cuenta que en esta carpeta había muchas historias increíbles.
Pero, a ver, ¿las historias son tesoros? Sí, y más si son como las que se encuentran en “La Carpeta”, historias creadas jugando, imaginando, utilizando magia. Pero no son historias comunes son hechas por cinco mágicos niños: Ricardo, Helen Michelle, Yaroslav, Amaranta y Alberto. Magos de la palabra que son capaces de escribir historias cortas con un gran contenido literario. Historias hechas con la magia de la sabiduría infantil, con la capacidad de narrar, contar y visualizar los mundos que nos rodean y que sólo los ojos especializados de los niños pueden ver.
Les cuento: el otro día Fígaro casó un cuervo, lo encontramos en el baño, muerto, con las plumas regadas por todos lados. No sabíamos de donde había salido tal ave, pues los gatos se quedan encerrados hasta que regresamos del trabajo. El hecho es que Chío (mi esposa) y yo, decidimos deshacernos del cadáver del cuervo, fuimos hacia el río para enterrarlo. Al regresar, un perro salió no sé de dónde, nos ladró espantándonos, parecía querer hablarnos, salimos corriendo hacia nuestra casa sin entender que ocurría. Ya más calmados, le preguntamos a Fígaro de dónde había sacado al cuervo, ella sólo veía a Snarf y a un libro de narraciones de Edgar Alan Poe. De haber tenido en ese tiempo a “La Carpeta” hubiera sabido lo que Ricardo Herrera sabe muy bien: cerrar un libro, cuando se termina de leer, de ahí salió el famoso cuervo. Y luego entendí que aquel perro, era un perro fantasma, que a lo mejor me concedería un deseo y yo pediría un agua de horchata. ¡Las cosas que uno ignora!
La carpeta me ha servido para visualizar distintos mundos, creados por estos cinco niños, con la guía de su Hada Azul Nati. Es toda una experiencia el deslizarse sobre estas historias, excelentemente construidas, en donde se adivina un trabajo de meses, de dedicación. Por fortuna los niños son los seres más dedicados que existen. El acercarse a la literatura infantil es un placer que a veces nos negamos a probar, llega un momento en que los adultos perdemos los ojos brillantes de los niños y nos volvemos grises. El acercarse a la literatura infantil creada por niños nos habré un universo infinito. El proceso de apropiarse de las palabras, nombrar las cosas, construirlas, contarlas, no es una tarea fácil, aquí el Monstruo de los seis pares de ojos lo logra muy bien, el proceso de creación debe ser un juego, para que sea libre, para permitirse experimentar, mezclar, construir. La creación no debe tener ataduras, por ello a los adultos nos es difícil, los niños en cambio asumen su libertad, hacen suyas las palabras, expresan, critican, saben de la magia de las palabras al nombrar las cosas. El proceso creativo implica el dejarse fluir, el estar dispuesto a quitarse las ataduras de lo real y lo posible. Es caer por el agujero del conejo y llegar al País de las Maravillas, es subir a un árbol y aparecer en el coliseo Romano, es tener la capacidad para entender la lucha entre las galletas y las papitas, es poder dibujar un corderito a un extraterrestre en medio del desierto. El proceso creativo no tiene límites, los niños tampoco los tienen, así que la creatividad es inherente en ellos. A todo esto, se suma un elemento fundamental: a la creación, a los niños, a Nati, al Monstruo de los seis pares de ojos, lo impulsa el corazón, un motor que los mueve a derribar barreras y construir mundos nuevos en cada historia.
“La Carpeta” es la suma de todos los corazones del Taller Infantil de Creación Literaria, es una experiencia que nos atrapa y nos otorga respuestas. Ahora sé que mis gatos pueden ser personajes de alguna historia, que tal vez surgió en el taller con Ricardo, Helen, Yaroslav, Amaranta, Cesar y Nati. Se me ha permitido ver sus mundos, ser su cómplice e invitar a los demás a acercarse a esta experiencia, a conocer la obra de estos pequeños corazones que forman al Monstruo de los seis pares de ojos. Les aseguro que la experiencia será única.
Hugo López Fernández
Hugo López Fernández
1 comentario:
Magnífico proyecto hecho realidad, felicidades y en hora buena.
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